Santiago de Compostela, 8 de octubre de 2019.-  La RAGC celebró el homenaje a Tomás Batuecas en el Día de la Ciencia en Galicia 2019 que tuvo lugar en el salón noble del Colegio de Fonseca, en el que, asimismo, se entregaron los Premios de Investigación Ernesto Viéitez y las Medallas de Investigación de la RAGC con la presenza de la conselleira de Educación, Carmen Pomar, y el presidente de la RAGC, Juan Lema Rodicio. Este último aprovechó para abogar por “un pacto por la Ciencia en Galicia, firmado por los agentes políticos, sociales, económicos y académicos para garantizar que la Ciencia y la Tecnología desarrolladas en Galicia puedan avanzar de forma competitiva”.

El presidente de la RAGC reconoció el esfuerzo de las Administraciones por estructurar el sistema científico gallego, pero destacó la necesidad de hacer operativos programas que permitan la “atracción de talento”, sea cual sea su origen. 

El acto comenzó con una conferencia del presidente de honor de la RAGC, Miguel Ángel Ríos, sobre la figura de Tomás Batuecas, quien fue su profesor en la Facultad de Química de la Universidad de Santiago. Ante los cinco nietos de Batuecas llegados de varios puntos de España, Ríos destacó el papel del homenajeado en el establecimiento del carbono como referencia para la determinación de los pesos atómicos de los elementos químicos. “A lo largo de su trayectoria publicó 139 trabajos, muchos para su época. De ellos, el 35% fueron en revistas de primer nivel, como  Nature”, señaló Ríos.

 

Tomás Batuecas nació en la localidad extremeña de Aldeanueva del Camino en 1893, aunque estuvo estrechamente ligado a Galicia desde que en 1932 ganara la cátedra de Química Física de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) –la primera de esta especialidad habilitada en España– hasta su fallecimiento en la capital gallega en 1972.

Tras licenciarse en ciencias químicas en la Universidad de Salamanca en 1913, Batuecas orientó su doctorado al tema que había de protagonizar toda su trayectoria científica, centrando su tesis en la revisión del peso atómico del carbono. Del Laboratorio de Investigaciones Físicas en Madrid, donde fue discípulo de Blas Cabrera, pasó a la Universidad de Ginebra gracias a una bolsa de dos años otorgada por la Junta para Ampliación de Estudios, institución antecesora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí conoció el destacado científico Enrique Moles, con el que formó equipo durante muchos años a su vuelta a Madrid, junto con otros reconocidos investigadores como Julio Palacios.

En 1932 ganó por oposición a primera cátedra de Química Física habilitada en España, lo que supuso la creación de nuevos laboratorios y líneas de investigación en la USC. Allí fue recibido como la figura de relevancia internacional que ya era. En el discurso de inauguración del curso 32-33, el profesor Montequi le daba la bienvenida como “un nombre prestigiosísimo que se cotiza entre los más destacados valores internacionales consagrados a la medida de masas atómicas”. Hasta su jubilación en 1963, Batuecas progresó allí en sus investigaciones en este campo y fue maestro de varias generaciones de discípulos que continuaron y ampliaron el prestigio de la Escuela de Química Física compostelana.

 

 Más información sobre la figura de Batuecas.  

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