Ignacio Ribas

Día de la Ciencia en Galicia 2016

Gallego de adopción, bautizó las sustancias que descubrió con nombres como santiaguina, pontevedrina, orensina y coruñina. Muy reivindicativo de la financiación de la ciencia y la conexión entre la investigación y la empresa, fue colaborador de Zeltia y el Instituto Servet. El químico Ignacio Ribas Marqués será honrado este año en el Día de la Ciencia en Galicia, la celebración promovida por la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) para reclamar la importancia de la investigación a través de sus figuras más prominentes. El homenaje, que coincide con el vigésimo aniversario de la muerte del investigador, ha sido aprobado por unanimidad por los académicos como parte del despegue de la química orgánica en Galicia gracias a su trabajo en la obtención de productos naturales de especies de plantas autóctonas autóctonas, continuado por la numerosa escuela de discípulos que formó.

Si bien el acto académico de homenaje se llevará a cabo el 8 de octubre (coincidiendo con la fecha de nacimiento del Padre Feijoo), las actividades de difusión y difusión sobre la figura de Ribas, quien fue miembro fundador de la RAGC, se extenderán a partir de este primer trimestre del año, con la colaboración de las instituciones científicas vinculadas al investigador y la Fundación Barrié.

Ribas fue muy reivindicativo desde el comienzo de su carrera con la financiación de la ciencia y la conexión de la investigación con el progreso de cualquier sociedad. Durante la inauguración del año académico 1930-31 en la Universidad de Salamanca, recientemente nombrado profesor universitario, aprovechó su intervención para defender que la investigación era el mejor método de enseñanza de la química, denunció el estado de las universidades españolas, que acusó de ser meras fábricas de títulos, “muy pobre en producción científica”, y exigió que se aumentara el gasto en laboratorios y becas para investigadores.

En ese mismo discurso, en un enfoque visionario que tuvo en cuenta que se produjo hace casi noventa años, aseguró que donde hay mucha ciencia hay mucha industria. “Los países que no tienen ciencia son pobres, viven una vida moral y material mediocre. En lo moral, son esclavos del prejuicio que engendra la ignorancia. En lo material, viven sometidos a los poderosos”, dijo. Este enfoque lo llevó a respaldar la entrada de muchos de los 68 doctores a los que dirigió la tesis en el sector empresarial para aplicar en la industria el conocimiento adquirido, en un esfuerzo muy especial a favor de la transferencia de conocimiento, que él mismo practicó colaborando con empresas como Zeltia, hoy en día Pharmamar.

Retamas, codesos y carquesas.

Ignacio Ribas Marqués nació en Palma de Mallorca en 1901 y vivió desde 1942 en Santiago de Compostela, donde falleció en 1996. Tras obtener una licenciatura en química de la Universidad de Valencia, comenzó su investigación en la Universidad de Madrid como discípulo del prestigioso Antonio Madinaveitia, su director de tesis. Completó su formación en el Instituto Pasteur de París durante dos años y en 1927 comenzó a enseñar en Madrid, hasta que al año siguiente ganó la oposición a la cátedra de química orgánica de la Universidad de Salamanca, donde permaneció hasta 1941.

Durante ese período, entre 1934 y 1936, dirigió el Laboratorio de Investigación de Química Orgánica, que fue fundado por la Fundación Nacional para Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas de la Universidad de Salamanca. Después de la Guerra Civil, sus méritos científicos y su consideración como el mejor continuador de la escuela moderna de química orgánica, que lo convertían en el mejor candidato para ocupar la cátedra en la Universidad de Madrid, fueron superados por razones políticas y el puesto fue otorgado a otra persona compatible con el régimen franquista.

Aunque su maestro, Madinaveitia, y muchos de sus colegas decidieron exiliarse, Ribas prefirió quedarse y, después de un breve paso por Valencia, en 1942 asumió la cátedra de química orgánica y bioquímica en la Universidad de Santiago de Compostela, donde permaneció hasta su jubilación en 1971.

Durante esta etapa, Ribas centró su investigación en la obtención de productos naturales de las plantas nativas y la corteza, con el objetivo de identificar nuevas sustancias y ponerlas en valor. Este trabajo fue el que le valió el mayor reconocimiento a nivel internacional y el que creó una escuela con numerosos discípulos en Santiago.

El estudio de los componentes de la corteza le permitió obtener sustancias con aplicaciones en la industria de la perfumería. También investigó la hormona juvenil de los insectos, para desarrollar un insecticida ecológico, y la roya del maíz, esta última en colaboración con el Instituto Miguel Servet para obtener alcaloides con aplicaciones médicas como facilitadores de la expulsión de la placenta y para evitar el sangrado después del parto.

Sin embargo, el objeto principal de sus investigaciones fueron los alcaloides de las leguminosas. La retama, la carquesa o el codeso le permitieron obtener sustancias que aún no se conocían, que él había bautizado con nombres tan curiosos como orensina, pontevedrina, coruñina o santiaguina, en homenaje a su tierra adoptiva.

Hasta mediados de la dictadura, su obra no fue reconocida oficialmente. Uno de los pasos fundamentales en este sentido fue el otorgamiento de apoyo para la fundación y dirección del laboratorio de química orgánica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Santiago, que fue el germen del actual Instituto de Investigaciones Agrobiológicas.

Autor de 157 publicaciones científicas, cofundador y primer presidente del Grupo Especializado de Química Orgánica de la Real Sociedad Española de Física y Química, y creador de la escuela compostelana de Química de Productos Naturales, de gran prestigio internacional, Ribas Marqués dejó una impronta que estaba pendiente de dar a conocer a la sociedad. En su gremio, ya fuera reconocido por el Colegio Oficial de Químicos de Galicia, que puso el nombre del científico a sus premios.

A lo largo de los años, ganó numerosos premios, como la Medalla de Oro de la Universidad de Salamanca, el Premio de Ciencia del CSIC, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio y el nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de las Islas Baleares. En Galicia, en la línea del Premio de Investigación de Galicia de 1987 y la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia que le fue otorgada en 1991 y de la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia que le fue otorgada en 1991, el RAGC reafirma su figura dedicadándole el Día de la Ciencia.

PROGRAMA

8 de Outubro de 2016

Aula Magna
Facultade de Química da USC
Santiago de Compostela
Santiago de Compostela

12.00 Benvida e apertura do acto
Video homenaxe antigos alumnos

Conferencia

“Ignacio Ribas, Fundador da Escola Galega de
Química Orgánica”
Prof. Luis Castedo Expósito
Catedrático de Química Orgánica. USC
Entrega I Premio Galicia de Xornalismo Científico
Intervención do Presidente da Real Academia Galega de Ciencias
Prof. Dr. Miguel Ángel Ríos Fernández
Peche do acto

Documentos

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